Antes del descubrimiento del turismo en China, Macao era una ciudad sucia
y aburrida, a la que los viajeros sólo llegaban empujados por el
deseo de jugar en sus casinos abiertos toda la noche, o el de ahorrarse
unos euros por su diferencia de precio con Hong Kong.
Un plan constante de renovación y restauración urbana,
ha convertido en unos años a esta ciudad en una de las más
interesantes para conocer durante un viaje a China. Pues aunque sus monumentos,
únicos en China, no resultan sorprendentes para ningún viajero
occidental, mantienen con todo su vigor el aire intemporal de las construcciones
en piedra (tan escasas en Asia).
Las calles de su centro, con su genuina restauración que las mantiene
con ese su estilo único, son el mejor exponente de la historia
de la ciudad. Paseando por ellas se puede comprender la vida en esta ciudad,
durante más de 400 años en manos de los portugueses.
Sus monumentos más importantes, que reseñamos a continuación,
serán sólo un pretexto para esos paseos en busca de los
aromas el pasado.
Fachada de la Iglesia de San Pablo: Antiguamente era el monumento cristiano
más grande de Asia, hoy sólo queda la fachada.
Plaza del Senado: en el centro de la ciudad antigua, es el conjunto que
mejor refleja la herencia portuguesa en Macao.
Templo de A Ma: con 600 años de historia, es el monumento más
antiguo de Macao, dedicado a la Diosa del mar, como corresponde a un pueblo
marinero, es el que sigue concentrando todavía la fe de la población
china de Macao.
Museo Marítimo: Frente al Templo de A Ma. Muy interesante, y con
una terraza muy agradable donde disfrutar de un buen café.
Fortaleza de Barra: No muy lejos del museo. Del siglo XVII, sobre ella
está construida actualmente la Posada de Santiago.
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