Zhepama y Zhemima: el mito Achang |
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20040323 | ||
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En un principio el mundo era una masa de aire en caos. Lo primero que apareció fue la luz, y tras ella la oscuridad. De la interacción entre la luz y la oscuridad surgieron Zhepama o el Padre Celestial y Zhemima o la Madre Terrenal. En el vacío existente tras su creación Zhepama, con la ayuda de un látigo mágico, se dedica a crear el cielo, después crea el sol y la luna, arrancándose sus pechos (por eso los hombres no tienen) crea dos altas montañas, sobre las que coloca al sol y a la luna. Entre ambas montañas crea un árbol de tal forma que el sol y la luna se persiguen, cuando se ve el sol es de día, si se ve la luna, de noche. Luego crea las nubes, estrellas y todo lo que hay en el cielo. A continuación Zhepima teje la tierra. Con los pelos de su cara y mucho afecto Zhemima crea la tierra del este, del sur, del oeste y del norte. Zhemima sangra, y de su sangre se crean los mares que rodean la tierra. Entonces de su carne crea un gran barco, sobre el que descansa la tierra. Pero la tierra es más grande que el cielo, y éste no la puede cubrir por completo. Entonces Zhemima causa un terremoto y surgen las montañas, y el cielo se ajusta ya perfectamente a la tierra. Entonces Zhepama y Zhemima se conocen, y de la admiración que cada uno siente por la obra del otro surge el amor, y el deseo de crear a alguien que domine este mundo. Tras consultar a la naturaleza deciden casarse. Tras nueve años casados Zhemima pare una semilla de calabaza, que durante nueve años creció hasta hacerse un árbol enorme, del que salió una sola flor, que aún tardó nueve años más en germinar en una calabaza que crecía y crecía, amenazando con hacer estallar el mundo. Entonces Zhepama dio un latigazo con su látigo mágico haciendo un agujero en la calabaza por el que salieron nueve niños. Zhepama y Zhemima enseñaron a los niños las tareas propias de cada sexo. Estos nueve niños son los ancestros de todas las naciones. Un día cayó un diluvio. Zhepama pidió a Zhemima que cosiera el mundo. Ella pudo coserle por el este, el norte y el oeste. Para tapar el sur Zhepama fue con sus generales y construyó un gran muro y una puerta, la llamada Puerta Sur del Cielo. La humanidad del sur pidió a Zhepama que no les abandonara, y especialmente lo hizo la Diosa de la Sal, con la que se acabó casando. Mientras Zhepama vivía en el sur, el Demonio de la Sequía hizo su aparición en el mundo, donde lleva la desolación. Coloca un sol en el cielo que no se mueve y abrasa todo. Ya no hay día ni noche y todo el mundo está en desorden. Zhemima no puede acabar con el Demonio de la Sequía, y sólo puede esperar el regreso de Zhepama. Éste, que no sabe nada de lo que está pasando, sigue viviendo tan feliz en el sur. Ante la desesperación de Zhemima un gato se ofrece para salir en busca de Zhepama. Tras un largo viaje le cuenta la situación. Ante la insistencia de la humanidad del sur para que no les abandone, Zhepama les promete que norte y sur permanecerán comunicados. Zhepama reta al Demonio de la Sequía a medir sus poderes mágicos, de tal forma que quien venza será el amo del mundo. El Demonio de la Sequía seca un árbol de melocotón con un rayo de fuego preguntando: "¿Quién no tiene miedo a la muerte?" "El que ama la vida no teme la muerte" Le contesta Zhepama mientras con un chorro de agua hace reverdecer el árbol de nuevo. Hacen entonces un duelo de sueños. Aquel que tenga una pesadilla se convierte en el perdedor. Durante dos noches Zhepama tuvo sueños magníficos, mientras el Demonio de la Sequía sufría pesadillas con su derrota. Se reconoció entonces derrotado. Zhepama invitó a comer al Demonio de la Sequía, y Zhemima le puso veneno en la comida. El demonio murió. Zhepama le descuartizó y le tiró a una sima. Desde entonces el mundo vive en orden. |
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