El Emperador de Jade y la minoría Yao


El Emperador de Jade se presenta como un personaje sentado en su trono, vestido con un traje imperial de color amarillo, color del centro, y llevando sobre la cabeza un tocado cuadrado, llamado mian, del que cuelgan varias ristras de perlas. Ese tocado era el peinado tradicional de los antiguos emperadores. En su mano lleva una tableta de ceremonias llamada gui, un objeto que, originalmente de jade, se encuentra hecho de madera entre los Yao, y que habría aparecido entre los chinos durante la dinastía Zhou del Oeste (1122-770 a.n.e.). A sus pies se encuentran dos funcionarios raramente identificados.

El Emperador de Jade es sin ninguna duda un personaje importante entre los Yao, entre los que es frecuentemente invocado para liberar a las almas prisioneras del infierno. Es él quien gobierna el mundo terrestre, pero también el cielo, lo que le ha valido el sobrenombre del “Júpiter asiático.”

El Emperador de Jade llegó muy recientemente a la mitología china, más exactamente al principio del segundo milenio de nuestra era. Durante esa época reinaba un emperador llamado Hui Zong, de la dinastía Song. Habiendo sufrido dicho emperador una serie de reveses a manos de los bárbaros tunguses, imaginó para reafirmar su autoridad un mito unificador: tuvo una visión durante un sueño, durante el que había recibido la visita de un inmortal portador de un mensaje del Emperador de Jade, que sería en realidad la versión taoísta del Buda Sakyamuni.

Ese personaje, hasta entonces desconocido, era un antiguo rey de China que reinó poco tiempo, prefiriendo convertirse en eremita. Conocido por su compasión, tras una vida santa, se había convertido en inmortal. Esta leyenda había sido forjada debido a la necesidad, pues los chinos siempre han preferido dar un origen preciso a sus dioses. El Emperador de Jade y su historia, perdiéndose en la noche de los tiempos, hacían olvidar la reciente creación del personaje.

Al principio, gracias al apoyo del emperador del momento y de su administración, el personaje conoció tal éxito popular que se le hizo gobernador del este mundo y el del cielo, un soberano pontífice  que aseguraba la relación entre el mundo de arriba y el de aquí abajo.

Para algunos sería la reminiscencia de un dios chino muy antiguo, un poco olvidado en la época, que era el “emperador de lo alta”, pero la mayoría de los sinólogos piensan que es una sinificación del dios hindú Indra, llegado de la India con los misioneros budistas, que el emperador habría recuperado en un momento muy oportuno.  

El Emperador de Jade es pues un personaje de primer orden que dirige los aspectos materiales del universo bajo la alta supervisión de los Tres Puros. Siendo el “gran emperador del cielo” reside en un palacio de oro que se encuentra, naturalmente, en el cielo.

Texto y la foto pertenecen al magnífico libro de Jean Pierre Cormerais, Les Chemises des Dieux: L’univers magique de la peinture Yao. Editions Tribal Heritage. Paris. 2011. (pags136-7)

 

emperador de jade

Imagen: Una pintura Yao del Emperador de Jade


 

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